El autor se exhibe como fan, embarcándose, sin afán enciclopédico ni necesidad de sentar cátedra, en esa travesía. Los textos son impecables y divulgativos. No le habría sentado mal un poco más de ambición, aún así si algo bueno tiene este "Escuchando a Dylan" es que funciona como manual portátil de la obra del músico y enciclopedia abreviada de urgencia.